Darle nombre a la subjetividad.
Por: Kasandra García Hernández
Por: Kasandra García Hernández
El acto de nombrar al mundo nos parece tan normal que desde hace mucho tiempo -fuera de los estudiosos del campo de la lingüística- no se repara en este proceso de abstracción del mudo que llevamos a cabo. Y no solo lo hacemos, sino que lo hacemos todo el tiempo, durante toda nuestra vida pues es un trabajo que es necesario para entablar relaciones comunicativas efectivas.
La jerarquización de conceptos es fundamental para entender nuestra realidad, nunca dejamos de lado esta práctica. Adjudicamos valor a los campos gramaticales según sus contenidos semánticos y la objetividad y subjetividad de dichos contenidos. Desde la perspectiva de la semiótica, los contenidos objetivos son denotativos y los subjetivos son connotativos. Pierre Guiraud lo aborda de la siguiente manera.
La denotación está constituida por el significado concebido objetivamente y en tanto que tal. Las connotaciones expresan valores subjetivos atribuidos al signo debido a su forma y su función […] Un uniforme denota un grado y una función y connota el prestigio, la autoridad que le son atribuidas.
La denotación está constituida por el significado concebido objetivamente y en tanto que tal. Las connotaciones expresan valores subjetivos atribuidos al signo debido a su forma y su función […] Un uniforme denota un grado y una función y connota el prestigio, la autoridad que le son atribuidas.
Denotación y connotación constituyen dos modos fundamentales y opuestos de la significación. Y aunque se combinen en la mayoría de los mensajes, podemos distinguir a éstos según sean con dominante denotativas o connotativas […] (Guiraud, 1972).
Desde tiempo atrás, con la perspectiva epistemológica positivista ejercen un valor importante los mensajes con dominancia objetiva o lógica, a eso debemos la alta ponderación del discurso de las ciencias naturales y las exactas. Pero no olvidemos que las ciencias son exactamente eso, un tipo de discurso que goza y se vale de metodología para ser ejecutado. Las artes, por su parte pertenecientes al grupo de los mensajes quizá mixtos pero denotativamente recesivas siempre han sido subestimadas por la evidente subjetividad de sus contenidos ante el receptor (Guiraud, 1972, pág. 40).
Para aurores que no ven cabida alguna para las disyuntivas emotivas en el lenguaje (Frege, 1984.), debe ser eliminada del emisor asistir a la connotación del receptor como recurso interpretativo, pues así no se constituye una interlocución en el lenguaje lógico. Pero es inminente que para cualquier lenguaje “natural” es necesaria la alusión a lo connotativo del mensaje.
Aun cuando las ciencias siguen teniendo mayoritariamente el campo del entendimiento, las formas de discurso emotivas se han abierto paso a su uso.
Ante la necesidad de catalogar la genealogía de los conceptos Antoine Arnauld y a Claude Lancelot en Port-Royal (Lancelot., 1660), redactan que la connotación juega un papel que tiene como centro al concepto pero desarrolla los significados periféricos a éste, así como los matices emocionales que se desenvuelven en torno al mismo.
Sin los campos connotativos del signo lingüístico el ser humano se vería parcialmente privado del entendimiento de partes que naturalmente lo constituyen pero no son objetivas. Como ejemplo espectros intangibles de “el ser”, sentimientos o el resultado de éstos. Alessandro Baricco al presentar “Seda” lo hace bajo el argumento de que en su novela “están entremezclados deseos, y dolores, que se sabe bien lo que son, pero que no tienen un nombre exacto que los designe “[…] Cuando no se tiene nombre para decir las cosas, entonces se utilizan historias” (Baricco, 2004).
Concluyo mi trabajo argumentando que la parte connotativa de la codificación del mensaje construye una parte elemental del lenguaje y por tanto del entendimiento humano, ya que sin este, nos sería imposible el desarrollo de conceptos –que si bien no son fundamentales- se vuelven característicos de la naturaleza del ser humano y la realidad que este tergiversa en torno a sí mismo y a lo que le rodea.
Así, explicando criterios que gozan de cierta ambivalencia, subjetividad, o emotividad; fomentamos lazos empáticos y es como paradójicamente en palabras de Wittgenstein aumentamos los límites de nuestro mundo.
Bibliografía
Baricco, A. (2004). Seda. En A. Baricco, Seda. México: Anagrama.
Frege, G. (1984.). Estudios sobre semántica. Barcelona.: Orbis S.A.
Guiraud, P. (1972). La semiología. México: Siglo XX.
Lancelot., A. A. (1660). Gramática general y razonada de Port Royal.
Se me hace muy interesante que hayas desarrollado tu tema en función a lo visto en no sólo clase de redacción. Algunas partes logran ser repetitivas al querer detallar lo que nos expresas, quizá es parte de tu argumentación. Igualmente me agradó la forma en que relacionas el texto leído ya que sabes llevar una buena secuencia en tu texto.
ResponderEliminarEs muy buen argumento a desarrollar y bastante bien explicado.
ResponderEliminarMe gusto mucho Kass, la manera en que desarrollas el tema me parecío interesante, me encontré con algunos errores de sintaxis, pero solo eso. Buena Vibra
ResponderEliminarEl tema es interesante, me gusta como lo abordas, me queda claro tu desarrollo del tema ya que lo hiciste muy bien. Felicidades Kas
ResponderEliminar¡Kasss!La forma en que desarrollas el tema es muy interesante. Me gusta la profundidad que le das y como me haces pensar en la utilidad de la connotación y denotación. Ojala muy pronto nos deleites con otro escrito, saludos.
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