La connotación del prostíbulo en “Seda”.
La historia de Seda, es concebida de múltiples maneras; como un cuento largo, una pequeña novela, o bien, una fábula extensa.
Es un título recurrente para elogiar o aplastar. Ya sea por el debate de su calidad literaria, su apresurado final o su inclinación orientalista. Lo cierto es que Seda, de Alessandro Baricco, es una historia sobre imágenes y sensaciones únicas.
El relato incluye diversas temáticas; la infidelidad de un hombre hacia su cultura y su mujer, la infelicidad, la atracción de lo inalcanzable y lo desconocido, el contraste cultural, entre otras; mismas que podrían ser interpretadas por el lector como el argumento central de la obra.
Sin embargo, para propósitos particulares, apelaremos a la parte evocadora, sensual y exótica de la narración. El texto es un sutil y delicado relato sobre el amor, los sentimientos que carecen de nombre, -pero que no necesitan de él para ser manifestados-, sobre los viajes que no involucran un desplazamiento físico; todo, desarrollado en un ambiente metafórico pero sencillo de interpretar.
El discurso narrativo de la historia se centra especialmente en los viajes realizados por el protagonista Hervé Joncour a Siria, a África y a Egipto en un inicio, y a Japón posteriormente.
Al regresar de sus viajes a Japón, Hervé, recibe unas notas en japonés escritas en papel de arroz, presuntamente enviadas por la mujer misteriosa que ha conocido en el país nipón, pero que en realidad fueron redactadas por Héléne, su mujer, con la ayuda de Madame Blanche, una prostituta japonesa a la que Hervé acudió tiempo atrás para conocer el contenido de una nota.
Habían pasado tres años de la primera visita de Hervé al prostíbulo de Madame Blanche. Hervé vuelve con el mismo objetivo, conocer el contenido de unas notas. Pero la configuración espacial cambia, la imagen propia de un prostíbulo cumple una función nueva y hasta cierto punto inapropiada para un lugar así, el burdel es el lugar en el que el protagonista toma plena conciencia de los profundos sentimientos de Héléne hacia él, mediante las siguientes notas:
Amado señor mío. No tengas miedo, no te muevas, permanece en silencio, nadie nos verá […].
[…]Es hermosa tu mano en tu sexo, no te detengas, a mí me gusta mirarla y mirarte, amado señor mío, no abras los ojos, todavía no, no debes tener miedo, estoy cerca de ti, ¿me sientes?, estoy aquí, te puedo rozar, esto es seda, ¿la sientes?, es la seda de mi vestido, no abras los ojos y tendrás mi piel , tendrás mis labios, cuando te toque por primera vez será con mis labios, tú no sabrás dónde[…], quién podrá borrar este instante que sucede, y este cuerpo mío ya sin seda, tus manos que lo tocan tus ojos que lo miran[…], tus dedos en mi sexo, tu lengua sobre mis labios, tú que te deslizas debajo de mí, aferras mis caderas, me levantas, dejas que me deslice sobre tu sexo, despacio, quién podrá borrar esto, tú dentro de mí moviéndote lentamente, tus manos en mi rostro, tus dedos en mi boca, el placer en tus ojos, tu voz, te mueves lentamente pero hasta hacerme daño, mi placer, mi voz[…], mi cuerpo sobre el tuyo, tu espalda que me alza, tus brazos que no dejan que me marche, los golpes dentro de mí, es violencia dulce, veo tu ojos que buscan en los míos, quieren saber hasta dónde hacerme daño, hasta donde quieras, amado señor mío, no hay final, no acabará, ¿lo ves?, nadie podrá borrar este instante que sucede, para siempre echarás la cabeza hacia atrás, gritando, para siempre cerraré los ojos separando las lágrimas de mis pestañas, mi voz dentro de la tuya, tu violencia que me tiene aferrada, no queda ya tiempo para huir ni fuerza para resistirse, tenía que ser este instante, y en este instante es, créeme, amado señor mío, este instante existirá, de ahora en adelante, existirá, hasta el final[…] (Baricco, 1996, págs. 58-60)
La historia de Seda, es concebida de múltiples maneras; como un cuento largo, una pequeña novela, o bien, una fábula extensa.
Es un título recurrente para elogiar o aplastar. Ya sea por el debate de su calidad literaria, su apresurado final o su inclinación orientalista. Lo cierto es que Seda, de Alessandro Baricco, es una historia sobre imágenes y sensaciones únicas.
El relato incluye diversas temáticas; la infidelidad de un hombre hacia su cultura y su mujer, la infelicidad, la atracción de lo inalcanzable y lo desconocido, el contraste cultural, entre otras; mismas que podrían ser interpretadas por el lector como el argumento central de la obra.
Sin embargo, para propósitos particulares, apelaremos a la parte evocadora, sensual y exótica de la narración. El texto es un sutil y delicado relato sobre el amor, los sentimientos que carecen de nombre, -pero que no necesitan de él para ser manifestados-, sobre los viajes que no involucran un desplazamiento físico; todo, desarrollado en un ambiente metafórico pero sencillo de interpretar.
El discurso narrativo de la historia se centra especialmente en los viajes realizados por el protagonista Hervé Joncour a Siria, a África y a Egipto en un inicio, y a Japón posteriormente.
Al regresar de sus viajes a Japón, Hervé, recibe unas notas en japonés escritas en papel de arroz, presuntamente enviadas por la mujer misteriosa que ha conocido en el país nipón, pero que en realidad fueron redactadas por Héléne, su mujer, con la ayuda de Madame Blanche, una prostituta japonesa a la que Hervé acudió tiempo atrás para conocer el contenido de una nota.
Habían pasado tres años de la primera visita de Hervé al prostíbulo de Madame Blanche. Hervé vuelve con el mismo objetivo, conocer el contenido de unas notas. Pero la configuración espacial cambia, la imagen propia de un prostíbulo cumple una función nueva y hasta cierto punto inapropiada para un lugar así, el burdel es el lugar en el que el protagonista toma plena conciencia de los profundos sentimientos de Héléne hacia él, mediante las siguientes notas:
Amado señor mío. No tengas miedo, no te muevas, permanece en silencio, nadie nos verá […].
[…]Es hermosa tu mano en tu sexo, no te detengas, a mí me gusta mirarla y mirarte, amado señor mío, no abras los ojos, todavía no, no debes tener miedo, estoy cerca de ti, ¿me sientes?, estoy aquí, te puedo rozar, esto es seda, ¿la sientes?, es la seda de mi vestido, no abras los ojos y tendrás mi piel , tendrás mis labios, cuando te toque por primera vez será con mis labios, tú no sabrás dónde[…], quién podrá borrar este instante que sucede, y este cuerpo mío ya sin seda, tus manos que lo tocan tus ojos que lo miran[…], tus dedos en mi sexo, tu lengua sobre mis labios, tú que te deslizas debajo de mí, aferras mis caderas, me levantas, dejas que me deslice sobre tu sexo, despacio, quién podrá borrar esto, tú dentro de mí moviéndote lentamente, tus manos en mi rostro, tus dedos en mi boca, el placer en tus ojos, tu voz, te mueves lentamente pero hasta hacerme daño, mi placer, mi voz[…], mi cuerpo sobre el tuyo, tu espalda que me alza, tus brazos que no dejan que me marche, los golpes dentro de mí, es violencia dulce, veo tu ojos que buscan en los míos, quieren saber hasta dónde hacerme daño, hasta donde quieras, amado señor mío, no hay final, no acabará, ¿lo ves?, nadie podrá borrar este instante que sucede, para siempre echarás la cabeza hacia atrás, gritando, para siempre cerraré los ojos separando las lágrimas de mis pestañas, mi voz dentro de la tuya, tu violencia que me tiene aferrada, no queda ya tiempo para huir ni fuerza para resistirse, tenía que ser este instante, y en este instante es, créeme, amado señor mío, este instante existirá, de ahora en adelante, existirá, hasta el final[…] (Baricco, 1996, págs. 58-60)
Contrario a lo que pudo recibir Hervé en un prostíbulo, él, recibe paradójicamente de su mujer, una invitación a una comunicación sentimental, una declaración de amor. La carta también propone un encuentro erótico en busca de la “seda”.
La historia nos sugiere que un espacio comúnmente negativo como el prostíbulo, puede cumplir fines completamente distintos a los que originalmente tendría asignados.
Así, la seda, un tejido sensual -a interpretación propia- encuentra su auténtico significado en el lugar menos esperado de la ciudad: el prostíbulo.
La historia nos sugiere que un espacio comúnmente negativo como el prostíbulo, puede cumplir fines completamente distintos a los que originalmente tendría asignados.
Así, la seda, un tejido sensual -a interpretación propia- encuentra su auténtico significado en el lugar menos esperado de la ciudad: el prostíbulo.
Blanca Navidad Centeno Castillo.
Referencias.
Baricco, A. (1996). Seda. Milán: RCS Media Group.
Chiaravallotti, F. (23 de septiempre de 2010). Revista de letras. Recuperado el 03 de 02 de 2017, de Revista de letras.: http://revistadeletras.net/a-proposito-de-seda-de-alessandro-baricco/
Baricco, A. (1996). Seda. Milán: RCS Media Group.
Chiaravallotti, F. (23 de septiempre de 2010). Revista de letras. Recuperado el 03 de 02 de 2017, de Revista de letras.: http://revistadeletras.net/a-proposito-de-seda-de-alessandro-baricco/
Saludos al autor(a); quiero centrar mi comentario en lo difícil que me resultó leer el texto por la cuestión editorial, no pude distinguir la cita del parafraseo, al igual que en el planteamiento y la conclusión. Ojalá en otro texto pueda hacerlo.
ResponderEliminarSaludos.
Fuera de los problemas de edición, me parece increíble tu tema, como lo abordas y lo desarrollas, muy buen trabajo :)
ResponderEliminarMe parece interesante lo que planteas, es buena la interpretación que le das y cómo lo desarrollas, además lleva buena lógica. Muy bien.
ResponderEliminarMe gusto tu tema Blanca aunque, hizo falta un mejor planteamiento. Saludos.
ResponderEliminarBuena Vibra
Me gustó la forma en la que desarrollas el tema y la interpretación que le das. Me hubiera gustado una conclusión más general, pero fue un buen trabajo
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