La prensa y sátira en México.
Por: Paola Viridiana Xicotencatl
Una de las
actitudes características de los mexicanos es la sátira desde hace décadas.
Pretendo enfocarme en la política y los hechos sociales de la época, verlos
como antecedentes de una nueva ola de escritores, periodistas, caricaturistas y
miembros de la prensa que se dedicaba a ese trabajo.
La caricatura
ha existido desde el siglo XVIII parodiando a figuras como Napoleón y
criticando sus planes, todo eso desde la lejana Europa donde se presentaba ese
tipo de periodismo. En México, se tiene como antecedentes la parodias y
caricaturas que se le dedicaban a Antonio Lopéz de Santa Anna y humillándolo en
todas las metidas de pata, además de recordarle a la población, bueno, a la
selecta población que sabía leer y le era posible acceder a esos periódicos,
estaba interesada en la vida política o entendía el contexto de lo que trataban
esas caricaturas.
La prensa tiene
como vanguardia a periódicos como El Hijo del Ahuizotle y que llega hasta
nuestros días en forma de la revista El Chamucho y los hijos del Averno, pero a
diferencia de estos últimos, los periódicos contemporáneos a los Hijos del
Ahuizotle sufrieron el régimen represorio de Profirio Díaz pero que aún así
sintetisaba problemas políticos como la entrevista de Díaz sobre ceder la
presidencia del país.
Se puede
criticar pero no subestimar, tenerla en cuenta, como una fuente principal. Se
convirtieron en símbolos opositores y revolucionarios, inclusive su espíritu se
encuentra y se debería de apostar por moverse a espacios más libres y que no se
necesite de un editor, donde los valientes reporteros que escriban lo hagan con
su propio presupuesto; mover esfuerzo al internet no suena una mala opción, un
lugar donde hay espacio libre de crítica, donde tienen el anonimato y siendo
realistas; donde no se necesita capital para iniciar y se puede lograr con
mínima inversión seguir manteniendo los esfuerzos.
La sátira puede
evolucionar, no sólo moverse, inclusive mezclada en noticieros donde aprovechen
el discurso posmoderno de burlarse de uno mismo, con sinismo pero también una
crítica inteligente y en retrospectiva, siendo más real pero no tomar lo malo
con pesimismo, sino con una iniciativa de acción.
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