domingo, 30 de abril de 2017

Por: Azucena María Lechuga Nava











Es interesante ver como las redes sociales han proliferado de una manera sorprendentemente rápido y en esto también incluyen sus alcances, mejoras que tengan cada día, la fácil accesibilidad, el manejo descontrolado, entre otras cosas.
Uno de los ejemplos que me impacto mucho dentro de la clase y retomando este tema, fue un cortometraje llamado “La mina de oro” del realizador mexicano Jacques Bonnavent, donde una mujer de edad de más de cincuenta años, que interpreta Paloma Woolrich, opta por dejar su vida en el campo, vender sus pertenencias y dejar a un lado su vida para viajar a una zona alejada del país donde vive un novio virtual que ha conocido a través de Internet, pero al momento de su llegada se da cuenta que su novio virtual ha fallecido, sin embargo ella decide convivir con la familia  de este sin sospechar que sería asesinada y engañada.
A pesar de ser un cortometraje con un desenlace un tanto macabro, quise enfocarme más en un tema que aunque sabemos que no está bien lo pasamos por desapercibido, se trata de ese sentido donde la mujer busca el romance , vive en la búsqueda de un amor ideal que no existe, navega de frustración en frustración, embarcada permanentemente en amores imposibles y relaciones inconvenientes, suele escuchar embobada, lo sigue a todas partes y, a veces se mimetiza con sus creencias, costumbres y gustos, sin embargo, a pesar de sonar un tanto común en los primeros días de una relación, se debe tener en cuenta que este tipo de actitudes no son normales y son características de un síndrome llamado Madame Emma Bovary, nombre dado por el personaje de la célebre novela de Flaubert que resume una definición de reciente uso sobre la insatisfacción afectiva crónica y la búsqueda de un amor ideal que no existe, cosa que claramente podemos notar en nuestra protagonista, que de una manera repentina decide dejar toda su vida, comprometerse e ir en búsqueda de su novio virtual aun lugar lejano, aun sin conocer nada de él, estas característica suelen darnos la pauta para darnos cuenta sobre lo que este síndrome causa, de hecho muchos afectos al amor son buscados principalmente en la web, buscan una imagen idealizada, sin querer confrontarse a lo real.
 Este tipo de riesgo es lo que Michael Stora denomina Bovarismo virtual:  "Es el síndrome de Emma Bovary; algunos internautas van a caer enamorados de las conversaciones” (Stora)
Michael Stora  en su informe dice que no está inquieto en cuanto a la influencia de Internet en los adolescentes, nos comenta: "Nacieron con MSN. Y contrario a lo que se crea no es más fácil a su edad relacionarse con otros. La pantalla les facilita una forma de desinhibición y están al abrigo de la mirada del otro" (Stora)
Aun con esto, sabemos que la doble vida sobre la Web llega a ser peligrosa si existe una voluntad de permanecer en la ilusión. Es inquietante cuando los internautas no buscan encontrarse físicamente y se contentan con el chat y esto significa que buscan evitar a toda costa dejar entrar la desilusión en su vida.

Referencias

Stora, Michael. «Las relaciones (virtuales) amorosas en 2055. El síndrome Emma Bovary.» 21 de julio de 2008.




3 comentarios:

  1. Me agrada la manera en que agradas el tema; recomendaría arreglar algunos detalles para una mejor ilación del tema y por supuesto que hay que corregir muchos errores de sintaxis y ortografía. Saludos.

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  2. Te recomiendo el uso de sinónimos para evitar que tu texto se vuelva repetitivo.

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  3. Es un buen tema, pero el usar las mismas palabras en una misma oración puede llegar a confundir.

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