domingo, 30 de abril de 2017

MENOS ARENA PARA CORRER EN NUESTRO RELOJ DE VIDA

MENOS ARENA PARA CORRER EN NUESTRO RELOJ DE VIDA
Hace algunas semanas al término de la clase, el profesor Hugo nos mostró algunos cortometrajes y hubo uno que me conmovió muchísimo: “THE MAKER” incluso después de terminar el corto yo seguía teniendo una sonrisa en mi cara que no podía borrar, lo he visto otras varias veces y cada vez que lo hago tomo en cuenta nuevos elementos que en un principio había pasado desapercibidas.

The Maker (El creador/h
acedor) es un corto dirigido por Christopher Kezelos, realizado mediante la técnica del stop-motion el cuál atrae desde el primer momento, introduciéndonos en un mundo de creación, belleza, necesidades y sueños. Muestra en apenas cinco minutos la historia de una extraña criatura que sin información previa se encuentra envuelta en una carrera contra el reloj para realizar la que parece ser la más importante creación de su vida.
A partir de un plano general contenido en un libro y usando los materiales que tiene a su disposición, esta extraña criatura empieza a crear a alguien semejante a él. Un semejante que no tiene vida pero que puede inferirse que el que tenga vida es el objetivo del protagonista. Éste busca distintas formas de lograrlo sin tener éxito, hasta que finalmente intenta una nueva forma pero esta vez con música; específicamente música de un violín que se encuentra como uno de los elementos a su disposición.  
El solo de violín que está cerca del final de la pieza es el momento clave, en el que finalmente la nueva criatura cobra vida. Descubre una partitura del tema: “Winter”; la pieza es en sí misma la historia que cuenta de manera mágica el paso del otoño al frío del invierno y que, luego de incluir una serie de melodías, concluye en un emocionante e inesperado solo de violín que con toda la esperanza, anuncia el cierre de un ciclo y la llegada de la primavera. Logrando así nuestro protagonista tener éxito al cobrar vida su creación.


En un principio los indicios parecen indicar que se trata de una compañera y crea un ambiente romántico y casi de interés personal, pero, de manera inesperada, los últimos 30 segundos cambian todo: El personaje no estaba creando una compañera, sino a alguien que prosiguiera la tarea.  El acto de creación se convierte así en un afán sin interés personal, en un intento desesperado de mantener el ciclo andando. De mantener la rueda girando. De darle la oportunidad al que sigue…
The Maker me ayuda a encontrar sentido. Este cortometraje me logra conmover quizá por mi  identificación personal de tocar el violín y mis deseos en cuanto a estudiar música y justo en este corto la música juega un papel muy importante en el modo que transforma la percepción del receptor.  Me transmite la ideología de saber que aunque no me entregaron un manual de instrucciones de vida (a nadie exactamente) todos tenemos dones y talentos; habilidades únicas que debemos empezar a relucir ya que vivimos en contra del tiempo, vivir haciendo lo que nos gusta y trascender en nuestra existencia ya que pocas veces somos conscientes de que nuestro reloj cada vez tiene menos arena para que corra.
Porque como lo dice el lema de este cortometraje: “La vida es lo que hacemos de ella”. Lo que hacemos o dejamos de hacer, lo que dejamos para los demás. Y la desaparición de uno de nosotros es sólo la oportunidad de que el ciclo siga ocurriendo.

Yadira Cruz Santiago

2 comentarios:

  1. Parece que copiaste todo a partir del segundo párrafo, por eso recomiendo cuidar los detalles de formato.

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  2. Concuerdo con el comentario de arriba. Cuida esos detalles

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